Aquella tarde presencié un hecho que me indignó, una mujer como de
unos 35 años con lima en mano y el disgusto reflejado en su cara,
reclamaba a una señora mayor porque se había salido de la cola de espera
para retirar el dinero, presumo yo de la pensión.
La dama de
cabello blanco, ataviada en un sencillo vestido de estampado en blanco y
negro, trataba de sostenerse en pie recostada en unas rejas.
Permanecía callada, mientras su “hija” se limaba las uñas y la regañaba .
Este
triste y lamentable episodio se repite una y otra vez en las entidades
bancarias, porque además de esperar por horas en una cola para recibir
el efectivo de la pensión, son vejados públicamente por sus hijos o
nietos.
¿Qué pasa?, ¿Por qué esa situación?, cuando esos adultos
mayores entregaron vida, tiempo y fuerza para sacar adelante una
familia, para recibir a cambio escarnios, maltrato y abandono.
“Honrar
padre y madre” es mandato divino, pero se ve lo contrario, de allí que
nadie puede presumir de su juventud , porque esta se va y en algunos
años también las canas y el cansancio agotaran el paso. La vida pasa
factura y lo lamento por esa hija que de manera inclemente regañaba a su
madre…el día de mañana la vida se encargará de darle la lección.
Marisol Pozzolini
CNP 23.350
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